Cuando trabajamos estamos vendiendo nuestra fuerza bruta, nuestra habilidad, nuestro conocimiento o nuestro tiempo. Sobre todo, lo más valioso, el tiempo. Las empresas y los trabajadores no han llegado todavía, en la mayor parte de los casos, a llegar acuerdos para comprar y vender resultados (eso se deja a los free-lances o autónomos).
La nómina es, hoy, sinónimo de presencia o disponibilidad. La desconfianza implícita que existe en tan abundante cantidad en las relaciones laborales conlleva a que las empresas están dispuestas a sacrificar unos mejores resultados con tal de tener controlados a sus profesionales. Esta práctica lleva, en muchas ocasiones, a perversiones crueles del sistema: directivos y empresas que piensan que pagar un salario significa comprar la vida privada de sus profesionales, a través de horarios estúpidamente alargados, disponibilidad absoluta los fines de semana o las vacaciones, viajes innecesarios, etc. En estas situaciones, los resultados es lo de menos. Prima la sensación de que satisface más comprar las vidas de los profesionales que obtener mejores resultados.
Situación que se está agravando últimamente de forma ventajista: «No puedes quejarte. No puedes irte (tal como está el mercado laboral). No tienes más opción que aguantar el abuso». Mañana, estas mismas empresas se volverán locas buscando soluciones para motivar o mitigar las tasas de rotación. Cuando la solución es muy sencilla: respeta a tu gente, cuando las cosas van bien. Pero especialmente cuando las cosas van mal.
Creo en el trabajo duro (uno de los factores que diferencia finalmente las empresas excelentes de las que no lo son). Estoy en contra de los artificiosos programas de conciliación vida laboral y familiar (vistosos lazos que se ponen en cajas vacías). Simplemente estoy a favor de establecer relaciones basadas en el mutuo respeto y en el mutuo compromiso. Relaciones que, normalmente, conseguirán unos mejores resultados. Simplemente, no tratemos a nuestra gente peor de cómo trataríamos al mejor de nuestros clientes. No nos arrepentiremos.
No se puede decir más claro. Y el final es excelente. Lo comparto en Twitter 😉
Acabo de meterme en este blog por casualidad (estaba buscando un mapa mundi político, fíjate tú), y me ha enganchado. Muy bueno, con mensaje pero directo, sin palabrería adicional innecesaria.
Felicidades, lo meto en Favoritos.
Buena reflexión, coincido plenamente. Las empresas que hoy tratán de manera despótica a sus empleados serán las que mañana tengan verdaderos problemas para atraer y retenerlos.
Enhorabuena por el blog!
Buena reflexión conla cual coincido plenamente. Las empresas que hoy tratan de manera despótica a sus empleados serán las que mañana tengan verdaderos problemas para atraer y retenerlos.
Enhorabuena por el blog!
Muy bueno.
Muchas gracias, Giuliano. Un abrazo